martes, 23 de agosto de 2016

ARGENTINA - certezas en la incertidumbre

Desde que el gobierno y la Fuerza Aérea Argentina se plantearan seriamente la necesidad de reponer su flota de aviones de combate, varias publicaciones han iniciado - por su cuenta - una "carrera" para establecer su "primicia" acerca de cuál y cuántos serían los nuevos cazas de la Fuerza Aérea. Lo real es que el gobierno y la FAA, están trabajando seriamente en ello, toda vez que, además del retiro del sistema de armas MIRAGE en 2015, se le viene un nuevo problema que enfrentar y es el retiro de los A-4AR, de los cuales tendría apenas tres aeronaves en vuelo.

por Sergio Pulgar

     Hasta ahora lo único real es la autorización de venta de los TEXAN II, sujeto a la aceptación y financiamiento de Argentina. En la misma línea de hechos concretos, el Ministro de Defensa en ejercicio, efectuó una visita de reconocimiento a EMBRAER, primero para conocer el estado de avance del compromiso bilateral en la construcción del carguero KC-390, de diseño brasileño; y en la misma oportunidad aprovechó de sondear las posibilidades de una eventual compra y coproducción del caza de origen sueco GRIPPEN, actualmente en producción en Brasil.

      En una seria actitud, Defensa aclaró en gran medida los rumores y "anuncios no oficiales" sobre la adquisición de un nuevo vector de combate. En la misma oportunidad estableció las razones por las cuales, la FAA se enfrenta a perder por completo su capacidad de ataque aéreo, debido a la descontinuación de la línea de producción de los repuestos de los A-4AR, la cual sería efectiva en 2018. Asimismo desincentivó la idea de la repotenciación de los IA-58 PUCARÁ (de origen argentino), vía la reparación o adquisición de motores en Francia, debido a su alto costo y en consideración a que la Fábrica Militar de Aeronaves de Argentina, cuenta con los recursos humanos y capacidad tecnológica para desarrollarlo, aunque no aclaró cómo se financiaría un eventual proyecto. De todas maneras, la nueva dirección de la industria aeronáutica, ha implementado un severo control presupuestario a la misma. Recordemos que se habían conocido enormes sumas de gastos de producción, contra poco o nada de resultados prácticos.
      Aunque el primer vuelo del IA-100, haría pensar que parte de esos recursos, fueron invertidos en esa línea, toda vez que su pronto primer vuelo - considerando el tiempo de la nueva gestión gubernamental -, no puede ser obra de la casualidad ni la improvisación. En la aviación eso es augur de un desastre.

          Así las cosas, lo interesante es que se estableció una lista de prioridades y los potenciales proveedores que las satisfarían.

Israel ya habría efectuado una oferta formal por MIRAGE KFIR, que sería un paso lógico y menos complicado para las tripulaciones y el sistema de apoyo que hasta hace poco operaba una gran diversidad de modelos del delta francés.

Francia mantiene su posibilidad por los MIRAGE F.1 de ala flecha y potenciados con ATAR 9K50 (similar a las usados por los PANTERA chilenos), aunque habría un desacuerdo entre la oferta inicial y la formal (más caros)

Corea es la más novedosa de las posibilidades y abre un interesante panorama a los futuros cazadores argentinos, toda vez que su AT-50 o FA-50, es una producción nacional altamente intervenida por la Lockheed Martin (fabricante de los F-16), de antigua historia en Argentina y una posibilidad bastante cierta de acceso a alguna versión antigua de F-16.

         La síntesis refleja el pragmatismo del nuevo gobierno argentino en materia de defensa y específicamente en la necesaria recuperación de capacidades en el área de la aviación de combate, la cual deberá conciliar una efervescencia de demandas sociales, producto de ese mismo pragmatismo, aplicado a diversos subsidios que el sistema de gobierno de los Kirchner/Fernández gravó las arcas fiscales, sin considerar otras "pérdidas" no materia de este informativo. 
         Otro factor que pesa, aunque no se haga muy evidente, es la reclamación argentina por el archipiélago sur atlántico de las Malvinas; toda vez que el GRIPPEN tiene un buen porcentaje de elementos de origen inglés. En la misma línea, los Estados Unidos - eventual aliado de los argentinos - no trepidó en abandonarlos en la guerra de 1982 contra las fuerzas inglesas. 



En ese estado de cosas, la Fuerza Aérea Argentina solo depende de su bien ganada fama contra los británicos, porque su actual inventario solo puede mantener la eficiencia de vuelo básica, con medios arrendados y la avanzada con una nueva versión del IA-63 PAMPA III que le entrega cierta capacidad de entrenamiento táctico.





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